El LSD, un estanque, el movimiento 'hippy' y una brillante estrategia de 'marketing' estimularon el viaje sideral de este psicodélico estampado.
25 septiembre 2020 12:41:00
Iba Neal Cassady por el desierto de Arizona en 1964, conduciendo un autobús escolar de aire psicodélico, cuando una de las ruedas se hundió en la arena. El vehículo quedó inmovilizado cerca de un estanque. El icono de la Generación Beat estaba de excursión por Estados Unidos buscando The Cool Place junto a Ken Kesey y los Merry Prankster (considerados los primeros hippies de la historia); un grupo tan particular que decidió tomar LSD para matar el tiempo mientras esperaban que alguien acudiera de una vez por todas en su auxilio.
Habían empezado a meterse en el agua cuando a Kesey se le ocurrió –en plenas subidas y bajadas de viaje alucinógeno– verter unos botecitos de pintura acrílica sobre la superficie. El efecto de los estupefacientes intensificó la visión. Todos se quedaron tan fascinados por el efecto marmoleado que producía la pintura en el agua que sumergieron una camiseta blanca para estamparla. El tie-dye acababa de nacer. Pero no, no, no. No creas que se trata de una leyenda: las imágenes existen. La escena quedó grabada en el documental The Magic Trip, seguida de otro momento donde los protohippies proclaman su autoría sobre el estampado.
Los expertos dirán que eso es mentira, que no es verdad, que en Japón ya hervían flores y hierbas en el siglo VIII para conseguir los tintes del shibori (tan similar, con sus ondas aguadas, al tie-dye), que hay muestras de tejidos con rayas y minúsculos círculos de ese tipo en el Perú precolombino y que en África se emplean estas técnicas desde hace siglos. De hecho, algunos asguran que estas últimas son las que inspiraron la moda pacifista.
Lo cierto es que los hippies empezaron por vestir telas tribales y folklóricas de segunda mano como una forma de expresar su rechazo el consumo. Luego descubrieron el tie-dye. Decidieron adoptarlo siguiendo el mismo ideal antisistema. Además, lo utilizaban para reciclar las prendas de los uniformes militares. Un poco de tinte textil, un barreño de agua, unas cuerdas por aquí y unos nudos por allá y podían transformar una camiseta anodina en una creación psicodélica. Para cuando llegó el Summer of Love , en el año 1967, el tie-dye ya era un símbolo de la neonata ideología.
En Estados Unidos, el citado tinte textil era, casi siempre, de la marca Rit. A finales de los años 60, uno de sus empleados de marketing sugirió cambiar el formato: del polvo en cajas pasaron al líquido en botecitos. Con solo estrujar el recipiente el tinte aparecía listo para ser empleado. Fue un golpe maestro que ayudó a propagar el fenómeno. En 1969, Janis Joplin actuó en Woodstock vestida con tie-dye de pies a cabeza, y desde entonces, las masas se contagiaron definitivamente del estampado nacido en un río.
Lo adoptaron los Rolling Stones y Jimmy Hendrix, pero también el rapero Kanye West, Justin Bieber y un montón de diseños de la última temporada crucero. Por increíble que parezca, como decía Ken Kesey, "todo es verdad, incluso aunque nunca ocurriera".